Una familia venezolana de diez miembros vivió una odisea para llegar desde su país de origen hasta la frontera de México con Estados Unidos, donde planeaban solicitar asilo. Después de dos años de viaje y de haber superado numerosos obstáculos, llevan casi un mes varados en Ciudad Juárez, ya que su cita agendada por CBP One fue cancelada y se quedaron sin opciones claras para continuar con su proceso migratorio. “No somos criminales”, aseguraron.
Los integrantes de la familia Polanco-Caruci, originaria de Venezuela, le contaron a CNN que se encuentran varados en el albergue El Buen Samaritano, en Ciudad Juárez, México, desde hace casi un mes. Allí pasan los días a la espera de novedades sobre su situación migratoria, que quedó en una suerte de limbo desde que Donald Trump eliminó la app CBP One y se cancelaron todas las citas programadas para quienes buscaban asilo por violencia o persecución.
Esta familia, cuyos miembros van de los cinco a los 40 años, relata que tuvieron que dejar su país tras ser perseguidos por el gobierno de Nicolás Maduro. Tenían un turno agendado para el 21 de enero, un día después de que el gobierno de Estados Unidos eliminara esta posibilidad para solicitar asilo, y ahora no saben qué hacer. No tienen dinero y tampoco pueden regresar a Venezuela.
“Formábamos parte de un partido político opuesto. Mi familia, mis padres, todos los que estaban allí y el gobierno lo sabían y nos amenazaban constantemente”, detalló Lucymar Polanco, de 32 años, al citado medio.
Mientras aguardan alguna novedad sobre su futuro, los Polanco-Caruci tratan de no caer en la desesperanza. “Si solo nos enfocamos en nuestra situación, todos nos deprimiríamos, así que nos reímos para no llorar”, señaló la mujer.
Lucymar contó que desde que dejaron el estado de Lara, en Venezuela, hasta que llegaron a la frontera de México con Estados Unidos, viajaron durante poco más de dos años. Fue una odisea larga y agotadora, en la que atravesaron situaciones complejas. Estuvieron varios meses en Colombia antes de atravesar la peligrosa selva del Darién y continuar por Centroamérica y México.
Al llegar a la ciudad mexicana de Tapachula fueron secuestrados por un cartel. “Cuando entramos a Tapachula, nos estaban esperando. Nos engañaron, nos obligaron a subir a un vehículo y dijeron que nos llevaban a un lugar seguro, pero nos llevaron a una granja y nos retuvieron allí durante seis días”, contó Luis Alfonso Polanco.
El hombre, de 30 años, afirmó que el grupo criminal solo los liberó después de que pagaron 900 dólares, todo lo que llevaban. “Desde entonces hemos sobrevivido con algo de dinero que nuestra familia nos ha enviado o que hemos tenido que pedir prestado”, explicó. Ahora, permanecen en el refugio sin saber cuándo podrán continuar su camino.
Mientras esperan en el patio del refugio, la familia reflexionó sobre las medidas migratorias impuestas por el gobierno de Donald Trump desde su llegada a la Casa Blanca. Si bien dijeron que “entienden” al mandatario, ya que con estas iniciativas busca “mantener el país seguro”, remarcaron que ellos no representan un peligro para Estados Unidos. “No somos criminales, desearíamos que tuviera compasión”, expresaron.
Asimismo, destacaron que jamás consideraron cruzar la frontera de manera ilegal: “Nunca quisimos escondernos de las autoridades, queríamos poder caminar libres”. En este sentido, consideraron que “es muy triste haber hecho las cosas bien, solo para que Trump cerrara la aplicación”.