La televisión convierte a ciertos personajes en íconos que quedan en la memoria colectiva. Algunos rostros trascienden el tiempo y las fronteras, como el de Ana María Orozco. Su papel en Yo soy Betty, la fea la llevó a la fama mundial, pero su vida tomó otro rumbo al establecerse en Argentina y seguir creciendo profesionalmente.
Radicada en Buenos Aires desde hace casi dos décadas, Orozco se siente una más entre los porteños. La capital argentina se convirtió en su refugio personal y profesional. Hoy, a sus 51 años, sigue brillando en el mundo del espectáculo y no reniega del papel que la catapultó a la fama. Más allá de Betty, la actriz supo reinventarse con nuevos desafíos artísticos y ahora disfruta de su primera experiencia en el teatro argentino junto a su pareja, el actor y director Salvador del Solar.
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La estrella de televisión, Ana María Orozco junto a Francisco Lumerman y Salvador del Solar estrenan “El árbol más hermoso del mundo” en Moscú Teatro.
La carrera de Ana María Orozco
Antes de convertirse en un ícono de la televisión latinoamericana, Ana María Orozco ya tenía experiencia en el medio. Su primer trabajo fue vendiendo rifas, pero pronto comenzó a incursionar en la actuación y logró papeles en varias producciones colombianas. Sin embargo, su vida cambió para siempre en 1999, cuando protagonizó Yo soy Betty, la fea. “No esperábamos semejante éxito. Betty es un regalo”, confiesa la actriz, consciente de que ese personaje la acompañará por siempre.
A lo largo de los años, Orozco demostró su versatilidad interpretativa en diversos proyectos. En Argentina, trabajó en ficciones como Somos familia y Simona, además de ser parte de la versión colombiana de Amas de casa desesperadas, que fue grabada en Buenos Aires. También tuvo un papel destacado en Mujeres asesinas, donde encarnó a una ama de casa que termina cometiendo un crimen.
Si bien su vínculo con Betty, la fea nunca se rompió del todo, Orozco supo equilibrar su carrera con otros desafíos. “Es comprensible que Betty eclipse a otros personajes que haya interpretado, pero ya no lucho con eso. Betty es un personaje maravilloso y me encanta hacerla”, reconoce. De hecho, la serie tuvo una continuación en 2024 y en agosto de este año se estrenará la segunda temporada.
Para la actriz, el fenómeno de Betty no se limita a Latinoamérica. “Salma Hayek hizo su versión, Ugly Betty, y también hubo adaptaciones en Rusia, India y Alemania. Es impresionante ver cómo esta historia sigue vigente y traspasa culturas”, cuenta, maravillada por la trascendencia de la telenovela.
Qué es de la vida de Ana María Orozco en Argentina y por qué eligió al país para radicarse
La llegada de Ana María Orozco a Argentina no fue casualidad. En 2004, tras el nacimiento de su primera hija en Colombia, decidió mudarse a Buenos Aires junto a su familia. “El padre de mis hijas es argentino, así que no fue una decisión al azar. Siempre me ha dado curiosidad la cultura, el arte y la música de la Argentina”, explica la actriz, quien rápidamente se sintió cómoda en su nuevo hogar.
Hoy, Orozco se siente mitad colombiana y mitad argentina. “Argentina es mi segunda casa, vivo hace muchos años acá, mis hijas están afincadas en esta ciudad. Buenos Aires es también parte de mi vida”, declara. Sin embargo, admite que nunca termina de ser completamente parte del país. “Puedo llevar 20 años aquí y nunca falta la pregunta sobre de dónde soy. Hay códigos que uno nunca termina de aprender”, confiesa.
A pesar de esos pequeños desafíos, Orozco está agradecida por la calidez del público argentino. “Cuando me reconocen, los taxistas no me quieren cobrar; me ha sucedido de ir a un restaurante y, al momento de pagar, la cuenta ya estaba abonada por los comensales de otra mesa que, además, me habían dejado una nota que decía: ‘Gracias por la alegría y el amor’”, cuenta con emoción. “Cuando me dicen ‘sos nuestra’, me muero de amor; estoy muy agradecida”.
En el ámbito profesional, su relación con Argentina también ha sido muy fructífera. Actualmente, protagoniza la obra de teatro El árbol más hermoso del mundo, escrita y dirigida por Francisco Lumerman, en la que comparte escenario con su pareja, Salvador del Solar. “Es una gran suerte tener un socio en esta exploración artística”, dice sobre la experiencia de trabajar con su compañero de vida.
A lo largo de los años, Ana María Orozco demostró que su talento va mucho más allá de un solo personaje. Mientras sigue disfrutando del amor del público y explorando nuevos desafíos, su historia en Argentina es la de una artista que encontró en este país un hogar y una razón para seguir creciendo.