Por: Gastón Marote/ NA
Aloy Tubarimo, conocido como «el asesino de ciclotaxistas», es un ladrón que en Ruanda mató a siete trabajadores de esa ocupación para robarles el taxi. Todos los crímenes los cometió durante 2007 en el distrito de Bugesera, donde él había nacido.
Tubarimo era huérfano y mientras era menor de edad fue uno de los autores del genocidio de ese país, en el que hubo un intento de exterminio de la población tutsi por parte del gobierno hegemónico hutu entre el 7 de abril y el 15 de julio de 1994.
En esa ocasión mataron aproximadamente al 70 por ciento de los tutsis (se calcula que fueron entre 500.000 y 1.000.000 de personas).
Por esta masacre Tubarimo fue enviado a prisión y liberado en 2003, momento en el que empezó a delinquir: robaba cabras y cultivos a los agricultores locales, por lo que fue apresado varias veces.
Entre agosto y noviembre de 2007, el múltiple homicida mató a te Tubarimo asesinó a siete taxistas en bicicleta para robarles sus bicicletas y venderlas.
El objetivo era hacerse pasar por cliente, les pagaba a los ciclotaxistas para que lo llevaran a su casa y una vez allí les ofrecía beber algún jugo al que le ponía un somnífero.
Si la víctima lo tomaba, el ladrón esperaba que perdiera el conocimiento, luego la asesinaba con un objeto contundente y para finalizar las enterraba en su jardín.
Tubarimo vendía las bicicletas de estos trabajadores por medio de tres amigos que tenía: la primera se entregó a cambio de 12.000 francos suizos y las siguientes se vendieron por entre 16.000 y 18.000 francos suizos.
Un vecino advirtió que algo raro pasaba en el jardín de este sujeto y dio aviso a la Policía, que de inmediato arribó a la vivienda y se lo llevaron a la comisaría.
Una vez en la dependencia confesó que cometió los crímenes porque no podía comprar semillas y fertilizantes para mantener a su familia. Esta excusa fue echada por tierra por las autoridades, ya que había otros vecinos de esa zona que eran igualmente pobres como él que sí podían hacerlo.
Tubarimo también confesó que planeaba asesinar a ocho personas, pero sólo logró asesinar a siete.
El juicio a este homicida se llevó a cabo en 2008 y fue condenado a prisión perpetua en régimen de aislamiento, una pena que lo salvó de la pena de muerte, ya que se había abolido un año antes en Ruanda.
El abogado del criminal intentó argumentar que la sentencia era inconstitucional, pero el juez desestimó su argumento.
En tanto, los tres amigos que ayudaron a Tubarimo a comercializar las bicicletas de las víctimas también fueron acusados de vender bienes robados, pero afirmaron que no sabían que el múltiple homicida las había robado.